Orientado a expresar ideas respecto de la fraternidad masonica. Tiene como fin el recibir los aportes de hermanos que participan de el cariño por la Hiram Nº 65

Sunday, September 24, 2006

El Compromiso Etico en la Sociedad

Mayo 19, 2006, (e.·.v.·..)

EL COMPAÑERO
Y SU COMPROMISO ÉTICO
CON LA SOCIEDAD

A L.·.G.·.A.·.D.·.U.·.


No es la intención de este trabajo, fijar pautas de comportamiento, relativo a lo que significa tener una conducta ética, desde el punto de vista del grado de compañero, lo que si importa, es sembrar una forma comportamiento, que ha de ser concebida como propia del grado, tal que ha través de ella se produzca la búsqueda continua de los valores permanentes para la masonería, los cuales el compañero se ve estimulado a alcanzar.

El candidato a compañero, ya conoce el sitio para cada cosa en la Logia y sabe lo importante que es, el que cada cosa esté en su sitio. Por otro lado cada vez mejora en el uso de las herramientas y trabaja de buen grado con ellas. Entiende los principios y el fin de la Orden y se aplica en la doctrina. De este modo debería entenderse que el “paso” al nuevo Grado “No es un premio, ni un estímulo, ni un honor. Es la INICIACIÓN de un nuevo camino por intermedio de un nuevo rito”. Así para el compañero, debe ser verdaderamente clarificador, saber que no ha sido premiado, ni es alentado por medio de galones o estrellas, sino por que ha sido reconocido por otros en esta su nueva condición ética y moral.

Esta es la nueva medida, en la que la masonería construye un hombre, que es capaz de trabajar en la construcción de un templo simbólico, el que ha de instruirse en el marco de la ciencia y en el espíritu de la moral universal.

Es así como este nuevo hombre, no ha de considerar el saberlo todo o ignorarlo todo. No ha de pretender ser un santo, sino que tan sólo debe pugnar por ser siempre un hombre libre y de buenas costumbres. No ha de ser ni dogmático ni escéptico. Porque sólo investigando, averiguando y filosofando; podrá llegar a situarse en el “Justo Medio”, que es el plano de la conducta crítica del que sabe algo e ignora algo y que por tanto, quiere seguir aprendiendo convertido en un eterno interrogador; sacando a la superficie todo cuanto es capaz de ofrecer.

En este orden de cosas, se puede decir que el compañero, se encuentra a mitad camino del cumplimiento de su ideal de perfección, orienta su conciencia o mejor dicho, debe orientar su conciencia, hacia el estudio de la ciencia, de la filosofía y hacia la acción moral, usando como apoyo los valores de la verdad, la justicia y la belleza y como herramientas la razón, la voluntad y el sentimiento con la plena convicción de entregarlo para la construcción de nuevas voluntades.

Debe por tanto ser un hombre veraz y justo; tolerante y comprensivo, con un profundo sentido humanitario, solidario y fraterno, en definitiva es un hombre capaz de jugarse por las causas más justas.

El grado, su ritualismo y sus certidumbres, infunden en este compañero el valor de la verdad, el que sirve de sustento y apoyo en la formación masónica, y como la verdad, sobre los seres y las cosas, no está hecha ni dada, la busca, usando la razón y no la fe y así progresivamente -no de golpe-, va aumentando sus conocimientos y el contenido de su conciencia. Sabe o llega a saber, que no hay más razón que la razón científica, y que sólo en ella la verdad se transforma en el valor de la razón humana. El primero de todos los valores masónicos, culturales y formativos.

De esta forma, quienes han alcanzado el grado de compañero, entienden y tienen plena conciencia, que este grado tiene por sobre cualquier otra consideración, una principal actividad que se expresa a través del trabajo, Pero no un trabajo cualquiera, sino uno que sobretodo esta referido a su actuar en el mundo exterior, o mundo profano. Aquel que es capaz de poner al servicio de toda la comunidad en que participa, con toda su voluntad, para lograr así, una sociedad más justa y más solidaria.

Es por tanto que este hombre formado en el 2º grado, desarrolla su acción en ese nuevo mundo del compañero, para entender que es una nueva visión, que ya no es la de un aprendiz, sino que tiene que ver con el aprender a desenvolverse adecuadamente en el nuevo mundo, que el grado le ofrece. El compañero desde una visión estrictamente ética, tiene la misión específica de aportar con toda su voluntad, en primer lugar al desarrollo de la actividad de la logia, en el medio externo, como asimismo en el trabajo que desarrolla en su propia interioridad.

El ha desarrollado su aptitud, ha conocido las virtudes y defectos de la F.·.M.·. y ha transitado por el difícil camino de construirse a si mismo, no ignora que la principal y permanente búsqueda de cada masón y particularmente del compañero, es el perfeccionamiento personal, sentido que se entiende como la misión de transformarse en hombre libre y de buenas costumbres, un hombre que busca practicar la fraternidad y el cambio hacia el progreso humano, de todos quienes le rodean en la sociedad profana en la que le toca vivir.

Por eso el compañero, ya no ve sólo piedras y cantera; ve espacios, contorno, y hogar. Explora la extensión que contiene su materia. Descubre que no hay nada trivial en sí, que no hay vacío, y que esa sensación de vaciedad que padece una gran parte la sociedad es desconocimiento del Yo, -de la esencia del yo-. Descubrirlo y pulirlo es un trabajo masónico, pero más trabajo es el comunicarlo a toda la sociedad, misión a la cual se entregara con toda la voluntad que siente, aportando con su conocimiento a la consecución del desarrollo a escala humana.

No preocupa especialmente en éste Grado, recopilar información histórica o datos específicos. Se espera que de esta introspección, de ésta auto observancia apoyada en el Rito la liturgia y el símbolo, vaya decantándose el conocimiento, para de ese modo, seguir caminado por el interminable camino de la perfección intelectual y moral. Perseverando en la búsqueda de la belleza, del conocimiento, forjando un juicio recto, para aprender a interpretar los planos y ayudar a edificar sin asperezas. Es así como en este grado, se erige el cercano maestro que la orden necesita.

Explorar la ética, que este compañero intenta desarrollar en el medio profano, consiste tácitamente en analizar sus emociones, cotejar sus valores e ir a la caza de todos los prejuicios camuflados en los resabios de su vida profana. Por tanto es sin duda mucho el trabajo, que debe realizar, sin embargo lo hará con sus manos y trabajará con el juicio, profundizará en el cimiento y finalmente revestirá las techumbres. El compañero esta en el territorio medio y por lo tanto, todo le incumbe. Todo el simbolismo de la Masonería y casi todas las herramientas, están presentes en el Grado. Buscará la riqueza intelectual y “la cultivará y sublimará a fin de obtener sabiduría y virtud”. Como lo reclama la Orden, siendo como es, una escuela de perfeccionamiento moral y espiritual.

Es esencial en este grado el dar luz sin deslumbrar. El abrir nuevas puertas que asciendan a nuevos niveles, ir logrando las cualidades requeridas para la iniciación de un nuevo camino. Un ascenso que es progresión en el entendimiento, el avance en pos del ideal masónico: la luz, la iluminación, la purificación. Pasar de la plomada al nivel, de la vertical a la horizontal como tan bellamente lo describe Fernando Sabater:

“….ahora hemos pasado de la vertical a la horizontal: somos diferentes pero iguales, todos distintos aunque en el mismo plano, efímeramente inconfundibles en el gesto, pero indiscernibles en el mérito. Cada cual tiene derecho a ser lo que es y como es, nadie tiene derecho a ser visto como mejor o superior a otros, sólo peculiar en su estilo”.

De este párrafo se desprende que cada progreso masónico, es un atributo alcanzado y no un pretencioso escalar jerárquico.

Por otro lado, en el proceso constructivo que desarrolla este compañero en la sociedad en que participa, necesita que para aportar efectivamente, se sirva aprender el uso de las herramientas sabiamente entregadas y que estando al tanto de la plomada y el nivel, pueda entonces levantar muros, que constituyan la esperanza de una sabia construcción social.

En las antiguas leyendas Amos, el profeta, en su visión de la plomada, anuncia que:

“las murallas de los templos, de los tribunales y de las casas de los hebreos, están condenadas a desplomarse, pues han sido construidas sin las herramientas que proporcionan estabilidad”.

Por otro lado pedía a sus compatriotas que se ilustraran y cultivaran para no ser simples esclavos de sus prejuicios, y que purificaran sus mentes para la virtud.

“Qué tribunal se sostiene sin el nivel, sin considerar que todos somos iguales ante la ley. Qué casa levantada sin plomada mantiene equilibrio y virtud”.

El compañero observa, mide, coteja, examina y aprende de lo bien hecho por otros. Pues el sabe al fin, que la preocupación es edificar con sólidos cimientos.

En este sentido se puede precisar que la Masonería, forma el recipiente, en donde se combinan los diversos caracteres y criterios a veces muy disímiles, entre si, con visiones de mundo muy diferentes, sin embargo lo hacen en la búsqueda de un pensamiento convergente que permita lograr de esto las combinaciones necesarias que una sociedad como la actual requiere y así satisfacer la creciente necesidad de dirigentes y lideres para la sociedad actual.

El compañero con todos sus defectos y virtudes, tiene la fuerza y voluntad que le permite continuar devastando sus propias imperfecciones, las que adquieren en este grado un compromiso permanente, que crece en la medida que ellos aquilatan en toda su magnitud, el sentido dialogal que ha de mantener con el otro, distinto de si mismo. El grado, lo conduce a prestar a toda la sociedad, un compromiso comunitario permanente, que consienta en alcanzar el pleno conocimiento de su misión en la sociedad. El que será transmitido, luego como un deber ineludible, que lleva implícito la condición de universalidad al considerar a toda la especie humana sin distinción de sexos, razas ni condición social, permitiendo de este modo multiplicar, el efecto bienhechor de sus cualidades, y por ello distinguirse por sobre los demás hombres e instituciones.

Para todos es conocido que en muchos pueblos, se contrasta la opulencia y la miseria, que se clama por justicia e igualdad de oportunidades, para que el ser humano alcance su desarrollo integral corno persona. En concordancia con esa aspiración, el compañero no tiene mas que desplegar sus mejores y superiores esfuerzos, para que convertido en verdadero líder social, enfrente el reto del progreso de todos los hombres.

El Compañero Masón, es un hombre comprometido con su época, no importa su posición social, ni el lugar donde se encuentre, oficina, fábrica, escuela, en el campo o en la construcción. Su interés es trabajar para que las grandes virtudes, como la fraternidad, la justicia, la honradez, el trabajo, el estudio, el orden, reinen entre quienes le rodean.

Su primer ideal es mantener el ejemplo perenne de aquellos grandes hombres que lo han antecedido, teniéndoles como modelo de lo que se puede llegar a ser. Sin embargo, si existieren hermanos que extraviaran los instrumentos de trabajo, deben ir en su socorro, porque aprendiendo de sus errores conocerán los caminos que se debe evitar.

De aquí surge como tema, de su futura conducta ética, ese potente juez que debe guiar la conducta del Masón y el compañero en particular que es la conciencia, definida ésta como la capacidad intuitiva sujeta a desarrollo y perfección por medio del raciocinio y la experiencia, que permite conocer el bien por hacer y el mal que se debe evitar, para la conservación del individuo y la especie humana. Cada uno de los compañeros tiene una preocupación por los demás, sintiéndose orgullosos de lo que han hecho otros grandes masones, por el bien de la humanidad y el papel jugado por la Orden en la historia del hombre.

Cada compañero debe cerrar filas para que las Logias sean un ejemplo, y ellos mismos sean cada día mejores hombres, mejores padres, mejores líderes, así y sólo así, sin buscar el fin, sino trabajando sobre los medios, la fraternidad será reconocida y elogiada por quienes han sido beneficiados a través de las obras de sus miembros; luchando por una fraternidad bienhechora y amante del progreso, haciéndose merecedores de la admiración y el respeto de los conciudadanos.

Lo señalado, quizá no sea fácil, pero si no se trabaja conscientemente, jamás se lograra, siendo para ello de vital importancia un análisis de conciencia sobre qué somos y qué queremos ser. Por esto, el Compañero, debe ser estudioso y aplicar ese estudio y superación a sus vidas; alcanzando una conciencia de servicio y de amor a los demás, teniendo presente que ante una responsabilidad social se debe actuar como Masones, ayudando a la construcción del gran edificio de la humanidad. Sólo así se estará haciendo Masonería fuerte y respetada. Si no se realiza, de esa manera ese juez infalible que es la conciencia sentenciará su actuar.

Finalmente el compañero debe ser activo y comprometido con los tiempos que le toca vivir, busca construir una sociedad más justa y mas culta. Por otro lado el perfeccionamiento del día a día, le dará la fuerza para crear lo que sea necesario, para cambiar las cosas, buscando conscientemente el bien común, en toda la sociedad tanto en el país como en el mundo.



S.·.F.·.U.·.

Freddy Ponce

1 comment:

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